31 julio 2006


Llega el bendito mes de agosto y nos tenemos que ir de vacaciones. EL OBSERVADOR se toma un “Kit Kat”.
Mientras tanto, desconectaremos de los problemas del mundo, que no son pocos, y si no que se lo pregunten a los libaneses y los israelitas, sumidos en la guerra eterna de oriente próximo, porque, a pesar de las vueltas conceptuales que le da la hipócrita opinión pública occidental le quiera dar es una guerra con todas sus letras y toda su crueldad. Aunque lo que diga Gustavo de Arístegui, que se podía tomar unas vacaciones también.
Desconectaremos también de los problemas que se ciñen sobre nuestro entorno más cercano: el debate de la “memoria histórica”, la aventura veraniega del Estatut, los desvaríos del clero y otros sobre la ruptura de España, el calentamiento de motores pre-electorales y el ascendente tema de “El Pocero”, que amenaza con protagonizar una encarnizada batalla política que puede engullir a muy corto plazo el futuro político de muchos.
También cerramos las dos encuestas (no científicas, claro) que teníamos abiertas. La primera respecto a las simpatías que despierta De Cospedal, sobre 85 personas que han votado, a 35 no le gusta, a 33 sí y 17 personas no le conocen. Bien es verdad que aún es poco conocida, pero menester que pise el acelerador porque la campaña está cerca y parece que va a pisar pocos pueblos. Hasta ahora lo único destacable, su aparición en el aniversario del incendio de Guadalajara y el vídeo lamentable que ha elaborado. La segunda encuesta, sobre las preferencias de voto es más clara; de 137 personas que han votado, 51 (un 37%) se inclina por el PSOE, 30 (un 41%) por el PP, IU se lleva 17 votos y los que tienen pensado votar a otros partidos son 28 (un 20%) una cifra que, seguro, no se dará pero que puede dejar ver el nivel de desconfianza que una parte de la población tiene hacia los grandes partidos.
Hasta pronto.

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